La enfermedad del hígado graso es un trastorno común que aparece por la acumulación de grasas en el hígado. La mayoría de las personas no presentan síntomas, y no les causa problemas serios, pero en otros casos sí que puede dar lugar a daños en el hígado. En esta guía revisaremos cómo se puede prevenir o incluso revertir de manera natural.
Índice de contenidos
¿Qué es el hígado graso y la esteatosis hepática?
El hígado graso está causado por la acumulación de grasa en el hígado. Un hígado sano contiene una pequeña cantidad de grasa, pero ésta se convierte en un problema cuando supone por lo menos un 5% del peso total del hígado1. En general esta enfermedad no suele afectar al funcionamiento normal de este órgano, pero un empeoramiento puede desembocar en cirrosis hepática, fallo hepático e incluso cáncer de hígado.
¿Qué causa el hígado graso?
Hay diferentes causas para la aparición de esta enfermedad, y algunos factores de riesgo incluyen:
- El consumo excesivo de alcohol
- Sobrepeso
- Diabetes Tipo 2
- Síndrome metabólico y exceso de grasa abdominal
- Algunos medicamentos y el consumo de esteroides
- Colesterol alto
- La edad
Tipos de hígado graso
Hoy en día, se diferencian dos tipos de hígado graso que a su vez se pueden dividir en otros tipos:
Hígado graso no alcohólico o enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA)
El hígado graso no alcohólico o enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA) aparece en personas que no consumen alcohol en exceso, y que se da por otro tipo de causas como el sobrepeso, la diabetes o el colesterol alto. En la actualidad se estima que 9 millones de personas lo sufren en España y puede evolucionar en 4 etapas, aunque la mayoría de las personas, sin ser ni siquiera conscientes, no pasan de la primera, pero en algunos casos, puede progresar y causar daño hepático y cirrosis17. Por eso es importante su diagnóstico y tratamiento:
1. Hígado graso simple (esteatosis)
Ocurre cuando una cantidad no dañina de grasa se acumula en las células del hígado, y que se suele detectar en pruebas rutinarias. Aunque el perfil de estos pacientes no es alarmante, es importante detectar los factores causantes, especialmente en aquellos que sufren síndrome metabólico.
2. Esteatohepatitis no alcohólica (EHNA)
Esta es una forma más severa de hígado graso no alcohólico, donde aparece inflamación del hígado y lipotoxicidad procedente de la grasa acumulada en los hepatocitos18.
3. Fibrosis
Cuando la inflamación persistente causa la aparición de tejido cicatrizado alrededor del hígado, pero éste aún puede funcionar con normalidad.
4. Cirrosis
La etapa más avanzada, cuando los daños en el hígado hacen que el tejido cicatrizado sustituya a los tejidos sanos, impidiendo su función. Este daño es permanente y puede llevar a fallo hepático y cáncer de hígado.
Hígado graso por alcohol o esteatosis hepática alcohólica
Beber cantidades importantes de alcohol, aunque sea sólo durante unos días, puede llevar a la acumulación de grasas en el hígado2. A esto se le denomina hígado graso por alcohol, o esteatosis hepática alcohólica. El hígado graso raramente causa ningún síntoma, por eso es importante mantener nuestro consumo de alcohol bajo control y llevar una dieta depurativa que ayude a liberar el hígado de toxinas. Esto es importante para evitar la aparición de cirrosis, que como hemos visto, no es reversible, aunque dejar de tomar alcohol puede evitar más daño hepático así como aumentar la esperanza de vida del paciente.
Tratamiento y remedios para el hígado graso
La mayoría de las personas que sufren de hígado graso no experimentan problemas serios, pero una vez que se ha diagnosticado la enfermedad conviene llevar a cabo una serie de medidas, como perder peso y evitar la toma de alcohol, para evitar su empeoramiento.
Medicamento
Hoy en día no existe una medicación específica para tratar el hígado graso aunque se están investigando algunas terapias emergentes, y el médico puede mandar una serie de medicamentos para ayudar con otros trastornos asociados, como la diabetes o el colesterol, así como cuando aparecen complicaciones relacionadas con la enfermedad.
Para controlar el avance de este trastorno, es de suma importancia hacer las elecciones adecuadas en nuestro estilo de vida, como una correcta alimentación, la ausencia de alcohol y la práctica de ejercicio moderado.
Hierbas y pastillas naturales para el hígado graso
Afortunadamente la naturaleza pone a nuestra disposición una serie de plantas y productos naturales eficaces para el hígado, que llevan usándose durante siglos y llevan tiempo respaldadas por la ciencia gracias a sus numerosos estudios. Estas plantas y suplementos nos ayudarán a mejorar la función del hígado, protegiéndolo de sustancias dañinas y mitigando la inflamación, y su consumo está recomendado sobre todo en las fases iniciales de la enfermedad, o si simplemente se quiere detoxificar el hígado. La lista es amplia, pero estos son los más significativos:
Cardo Mariano (Silybum marianum)
El cardo mariano es una de las plantas medicinales más antiguas para tratar diferentes trastornos del hígado. Su principio activo, la silimarina, cuenta con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, así como con efectos antifibróticos.
La silimarina ha sido analizada como tratamiento del hígado graso no alcohólico3 a través de un metaanálisis de estudios, con unos resultados concluyentes. Según estos resultados, la silimarina es eficaz a la hora de modular los niveles de transaminasas, reduciendo las enzimas AST y especialmente ALT. Estas enzimas son marcadores importantes de daño hepático por lo que niveles más bajos de estas enzimas indican un hígado más sano.
Estos efectos hepatoprotectores han sido observados en ensayos clínicos en pacientes con hígado graso no alcohólico e hígado graso por alcohol, incluyendo pacientes con cirrosis.
A este respecto, la silimarina ha mostrado efectos positivos como un tratamiento de apoyo en la mayoría de enfermedades hepáticas, incluyendo la cirrosis y el daño hepático causado por el abuso de alcohol. El mecanismo de acción por el cual la silimarina produce estos beneficios clínicos se atribuye a su actividad antioxidante. Al reducir el estrés oxidativo y la citotoxicidad, la silimarina protege a las células hepáticas sanas, y a aquellas cuyo daño puede ser revertido.
Se ha comprobado que para una mayor efectividad, la silimarina tiene que ser iniciada lo antes posible en el tratamiento de pacientes con hígado graso4, cuando el potencial regenerativo del hígado continúa siendo alto y cuando la eliminación del estrés oxidativo, la causa de la citotoxicidad, puede lograr los mejores resultados.
Vitamina E
Entre otros muchos antioxidantes, la vitamina E es el compuesto más estudiado en el tratamiento de EHGNA con resultados prometedores, gracias a su capacidad para estabilizar la membrana celular y protegerla de la oxidación. Una revisión sistemática de estudios en los que participaron 1317 pacientes, mostró una diferencia significativa en aquellos a los que se les administró vitamina E, con un descenso importante en los niveles de transaminasas ALT y AST, NAS (uno de los pocos sistemas de calificación para EHGNA que ha sido validado externamente), y fibrosis5, especialmente en la población adulta.
Extracto de alcachofa (Cynara scolymus L.)
La alcachofa tiene una larga trayectoria en la medicina natural, y ha sido usada especialmente para la salud del hígado y la salud digestiva. Investigaciones recientes sustentan este uso tradicional, y se siguen estudiando sus mecanismos de acción y sus fitoquímicos, que incluyen compuestos antioxidantes y fibras dietéticas.
La alcachofa también contiene cinarina, una sustancia que promueve la secreción y excreción de bilis, lo que ayuda a descomponer y digerir las grasas, a depurar toxinas del hígado y a controlar las grasas en sangre, entre otros beneficios6.
Pacientes con hígado graso no alcohólico experimentaron una mejora en su salud hepática según un estudio de 20187, incluyendo un descenso en los niveles de ALT, AST y bilirrubina. Los beneficios no sólo se observaron en el hígado, sino que también se comprobó una reducción significativa en los niveles de glucosa, colesterol, triglicéridos, IMC (Índice de Masa Corporal) y circunferencia del abdomen, en comparación con el placebo.
Extracto de diente de léon (Taraxacum official)
Otra planta que no puede faltar cuando hablamos de la salud hepática, es el diente de león. Esta hierba presenta un variado perfil de componentes bioactivos, y es muy popular en su uso medicinal por sus propiedades coleréticas, diuréticas, antioxidantes, antiinflamatorias y hepatoprotectoras.
Rico en taraxacina, compuesto que le confiere ese sabor amargo, el diente de león estimula el hígado y su función de desintoxicación, además de fomentar la secreción de bilis contribuyendo a la función hepática y biliar.
Usado durante siglos, estudios demuestran que el diente de león constituye una terapia natural prometedora para la prevención y el tratamiento de la enfermedad del hígado graso no alcohólico por obesidad8.
Otros estudios en animales muestran que el extracto de diente de león puede reducir los niveles de exceso de grasa acumulados en el hígado, y protegerlo del daño oxidativo9 10.
Extracto de raíz de remolacha (Beta Vulgaris L.)
La remolacha es una verdura popular, muy usada en ensaladas y batidos, que está cargada de beneficios y es muy recomendada para pacientes que sufren anemia, por su alto contenido en ácido fólico y otros nutrientes que estimulan la formación de glóbulos rojos. Rica también en antioxidantes, la remolacha se suele recomendar como parte de la dieta en enfermos de hígado graso, con hepatitis y con cirrosis.
Un ensayo clínico aleatorio de 2018, en el que se administró extracto de remolacha a pacientes de EHGNA junto con cardo mariano y vitamina E, señala que el extracto de remolacha mejora significativamente los niveles de AST, ALP, así como los niveles de glucosa en ayunas, y el colesterol LDL y HDL cuando se administra junto con el tratamiento habitual para esta enfermedad11.
Rábano negro (Raphanus sativus L.)
El rábano, rico en vitamina C y en antioxidantes, es otra verdura con múltiples propiedades, especialmente para el sistema digestivo; aligera las digestiones pesadas y gracias a su contenido en glucorafenina, que el hígado convierte en rafanol, aumenta la producción de jugos biliares, que como hemos visto, es importante para digerir las grasas y los nutrientes. Junto con estas propiedades coleréticas, el rábano cuenta con propiedades colagogas, lo que facilita la expulsión de bilis de la vesícula biliar.
Estudios en animales señalan que la administración de dosis altas de una solución de rábano atenuó la severidad de la enfermedad del hígado graso no alcohólico en sus estadios iniciales, posiblemente mediante la modulación de la resistencia a la insulina y el estrés oxidativo hepático12.
Muy popular en complementos naturales para el hígado, conviene combinarlo con la alcachofa cuando se quiere conseguir una acción más específica sobre la vesícula13.
Taurina
La taurina es un aminoácido no esencial producido de manera natural por nuestro organismo, que también está presente en alimentos como la carne, el pescado y los huevos.
La taurina es uno de los aminoácidos más abundantes en el tejido de los músculos, en el corazón, en el cerebro, en las retinas y en los leucocitos, y cumple importantes funciones, como la de proveer substrato para la formación de sales biliares19.
Sus efectos beneficiosos recogidos en una revisión20 de estudios in vivo e in vitro, incluyen la disminución de los niveles de lípidos para el alivio de la esteatosis hepática, el aumento de las enzimas antioxidantes y de otras sustancias que promueven la defensa antioxidante, la reducción de los factores proinflamatorios y de la respuesta inflamatoria, y la regulación de las enzimas involucradas en el metabolismo del etanol.
Comparativa de productos para el hígado
Producto | Formato | Características | Precio |
Ber-Detox, Plameca | 250 ml | Con 9 principios activos para eliminar toxinas y proteger el hígado. Acción antioxidante. Con cardo mariano, alcachofera, desmodium y berberina. | 12,75€ |
Hepavesical cápsulas, Soria Natural | 30 cápsulas | Cápsulas de liberación prolongada. Manzanilla amarga, boldo, fumaria y travalera. 1 cápsula cada 12 horas | 10,55€ |
Composor 03 Hepavesical, Soria Natural | Frasco con 50 ml | Ayuda a activar la función del hígado y mejora las digestiones. Con ajenjo, manzanilla amarga, fumaria, boldo, alcachofera y romero. | 8,05€ |
Depurpatic, Pinisan | 20 viales | Contiene rábano negro, desmodium, cardo mariano, vitaminas y minerales, para la función hepática normal. | 17,30€ |
Dpur Bac, Zeus | 30 cápsulas | Depurativo de gran potencia, mejora la digestión y el tránsito intestinal. Con cardo mariano, N-Acetil Cisteína, N-Acetil Taurina, Coenzima Q10 y más ingredientes. | 38,60€ |
Dpur Bac, Zeus | 90 cápsulas | Depurativo de gran potencia, mejora la digestión y el tránsito intestinal. Con cardo mariano, N-Acetil Cisteína, N-Acetil Taurina, Coenzima Q10 y más ingredientes. Formato ahorro. | 94,30€ |
Cardo Mariano, Pinisan | 30 cápsulas | Cápsulas de fitocomplejo de cardo mariano, equivalente a 241 mg de silimarina por cápsula. | 12,14€ |
Extracto de Diente de León, Soria Natural | Frasco con 50 ml | Mayor absorción, mayor biodisponibilidad del principio activo. | 6,30€ |
Infusiones para el hígado graso
Las infusiones son una cómoda manera de beneficiarnos de las plantas que hemos comentado anteriormente, y podemos encontrarlas en bolsitas individuales o en bolsas de 100 ó 150 gramos para su decocción.
Se pueden combinar varios de estos ingredientes naturales, para potenciar sus efectos. Otra planta muy popular para el sistema digestivo es el boldo, ya que estimula la producción de bilis, y es hepatoprotectora, y su toma es frecuente en infusión. Y la cúrcuma, planta muy conocida por ser un antiinflamatorio natural, también tiene efectos hepatoprotectores, por lo que es otro ingrediente interesante que se puede añadir a nuestra bebida habitual.
La lista de plantas e ingredientes naturales es amplia, por eso te proponemos13 esta sencilla receta cuando se quiere llevar a cabo una cura de 7 días para estimular la producción de bilis:
- 20 g de boldo
- 30 g de artemisa
- 20 g de menta
- 30 g de regaliz
- 10 g de romero
Una vez vertida el agua hirviendo en la mezcla, se deja reposar, para a continuación colar la tisana. Se debe tomar después de comer y de cenar.
Alimentación y estilo de vida
Como hemos visto, dos de los factores principales para la aparición del hígado graso no alcohólico son el sobrepeso y la diabetes, dos enfermedades que, aunque pueden tener un componente genético, están ampliamente ligadas al estilo de vida. Cuando aparece esta enfermedad, realizar cambios en nuestros hábitos será crucial para poder revertir el daño, o impedir que la enfermedad progrese. Y, evidentemente, el primer paso cuando se sufre de hígado graso por alcohol, será el de no consumir ninguna bebida alcohólica.
La pérdida de peso, a través de la ingesta de verduras y alimentos frescos, y la práctica de ejercicio, constituyen la primera línea de tratamiento. En general, podemos resumir la dieta para el hígado graso de la siguiente manera:
- Frutas y verduras
- Alimentos ricos en fibra como las legumbres y cereales integrales
- Reducir considerablemente la ingesta de grasas saturadas, azúcares, alimentos procesados, bebidas gaseosas y carbohidratos refinados
- Por último, se recomienda encarecidamente no consumir alcohol
En estos casos, un especialista en nutrición podrá evaluar a cada paciente de manera personalizada para recomendar una dieta que se ajuste a sus necesidades, teniendo en cuenta su peso y el exceso de grasa almacenada en el organismo, para así fijar objetivos específicos de pérdida de peso que tengan impacto.
Síntomas del hígado graso
Los pacientes con hígado graso no alcohólico14 no suelen presentar síntomas en sus fases iniciales. Por eso, muchas personas son diagnosticadas cuando se realizan pruebas rutinarias por otra causa.
En algunas ocasiones, los pacientes con fibrosis, que es el estado más severo de EHGNA, pueden manifestar los siguientes síntomas:
- Dolor en la parte superior derecha del abdomen (por encima de la parte baja del lado derecho de las costillas)
- Cansancio extremo
- Pérdida de peso sin razón aparente
- Debilidad
- Malestar general
Cuando la cirrosis se ha desarrollado, los síntomas empeoran, y pueden incluir:
- Piel y blanco de los ojos de tono amarillento
- Picores en la piel
- Hinchazón en las piernas, tobillos, pies y estómago
Ante cualquiera de estos síntomas, o ante la sospecha de que se pueda sufrir esta enfermedad, es importante ponerse en contacto con nuestro médico, que realizará las pruebas de diagnóstico adecuadas.
Diagnóstico
Como hemos visto, esta enfermedad no suele presentar síntomas al principio, pero muchas veces se sospecha que se puede padecer este trastorno cuando aparece un aumento de las transaminasas en una analítica rutinaria, o tras un análisis de sangre para medir la funcionalidad del hígado. En estos casos, será fundamental descartar otras hepatopatías, la toxicidad en el hígado motivado por la ingesta de alcohol o medicamentos, y otras enfermedades de tipo metabólico, entre otras.
La enfermedad también puede ser diagnosticada cuando se realiza una ecografía al aparecer molestias abdominales sin motivo aparente y signos de esteatosis. Tampoco es infrecuente realizar una biopsia para tomar una muestra que pueda ser analizada en el laboratorio, ya que un aumento de las enzimas hepáticas no es siempre indicador de la aparición de esteatohepatitis no alcohólica (EHNA). Además es el único método capaz de distinguir entre el hígado graso simple y la EHNA14. Generalmente se considera que cuando una persona tiene síndrome metabólico, es más probable que sufra de esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) que de hígado graso simple18.
Muchas veces esta enfermedad no es diagnosticada correctamente, por eso es importante el papel del médico de cabecera, para su detección y posterior seguimiento con las pruebas necesarias.
Grados de esteatosis hepática
La esteatosis hepática se divide en grados1, dependiendo del porcentaje de grasa presente en los hepatocitos, las células del hígado, siendo un porcentaje menor al 5% considerado como un hígado sano en este sentido.
Hígado graso tipo 1 – Leve
Cuando el porcentaje de grasa se sitúa entre el 5%-33%
Hígado graso tipo 2 – Moderado
Cuando el porcentaje de grasa se sitúa entre el 34%-66%
Hígado graso tipo 3 – Severo
Cuando el porcentaje de grasa es superior al 66%, hablamos de un hígado graso de tipo 3.
El hígado graso en el embarazo
El hígado graso agudo es un trastorno grave pero poco común cuando aparece demasiada grasa acumulada en el hígado. Puede darse en el último trimestre de la gestación. No se conoce su causa exacta15 y no se puede prevenir, y mujeres en su primer embarazo son más proclives a padecerla.
Sus síntomas incluyen desde vómitos, dolor en la parte superior derecha del abdomen, malestar general, sensación de confusión, cansancio y piel y mucosas de color amarillento. A veces es difícil de diagnosticar ya que comparte síntomas con otras dolencias, como la preeclampsia, las hepatitis víricas y la colestasis del embarazo16. La biopsia es el método más fiable para su diagnóstico, aunque no siempre es posible por razones relacionadas con la gestación.
El hígado graso agudo puede conllevar un fallo multiorgánico, hemorragias e infecciones, y puede poner en peligro la vida de la madre y del bebé, por lo que una vez diagnosticada, se suele provocar el parto.
¿El hígado graso tiene cura?
Si sospechamos que podemos padecer esta enfermedad o ante la aparición de algunos de sus síntomas, tendremos que acudir al médico lo antes posible para su correcto diagnóstico y la identificación de los factores causantes. En la actualidad no existe medicación para tratar el hígado graso, pero suele ser posible revertirlo en sus fases más tempranas, o por lo menos evitar su empeoramiento, con el estilo de vida adecuado, que incluya una mejora de la alimentación, la pérdida de peso, la práctica de ejercicio físico y la abstinencia del alcohol, entre otros. También hemos visto que existen plantas como el cardo mariano y la alcachofa, y suplementos naturales como la vitamina E, con probada eficacia, que tienen una función hepatoprotectora de las células del hígado, y que además ayudan a estimular su función. Lo recomendable es comenzar con la toma de estos tratamientos naturales lo antes posible. Y un nutricionista también podrá ponernos en el camino adecuado para alcanzar una dieta sana y equilibrada si no sabemos por dónde empezar.
Conclusiones
El hígado graso o esteatosis es una enfermedad con una prevalencia alta, aunque muchas personas ni siquiera saben que la padecen. El hígado graso no alcohólico suele afectar a personas con sobrepeso, diabetes y síndrome metabólico, mientras que el hígado graso por alcohol está causado por el consumo excesivo de esta sustancia.
En su fase simple no se la considera demasiado alarmante, pero es fundamental evaluar sus causas para evitar su progresión. Cuando no es convenientemente tratado, el hígado graso puede empeorar y en algunos casos desembocar en cirrosis, o incluso en cáncer hepático. Ponerse en manos del especialista adecuado para su diagnóstico, introducir cambios en nuestra vida y tomar productos naturales eficaces, serán los primeros pasos para mantener esta enfermedad bajo control.
Advertencias
El Búho Verde es una web informativa que utiliza fuentes fiables para la elaboración de sus textos, con la misión de traerte la mejor información, pero no ofrecemos diagnóstico ni nuestros artículos sustituyen la opinión de tu profesional de la salud. Consulta con tu médico si sufres de daño hepático severo o cualquier otra enfermedad antes de tomar cualquiera de los productos que recomendamos en nuestra web. Y recuerda que la toma de complementos alimenticios no sustituye a un estilo de vida saludable ni a una alimentación adecuada.
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