El verano ya está aquí. Y con él el calor agobiante por las noches y el sol abrasador durante el día. Es curioso como cuando era más joven, durante mi etapa en la universidad por ejemplo, broncearse era casi como una misión a vida o muerte, y a mis amigas y a mí no nos importaba tostarnos al sol con tal de coger algo de color. En mi caso, que tengo la piel blanquita, la “operación bronceado” era todavía más importante, ya que durante unas semanas al año podía abandonar mi look de “Casper” habitual.
Fue hace un par de años, cuando estuve de vacaciones en Vietnam y en una de sus idílicas playas, concretamente en Phú Quốc (una isla que le recomiendo a todo el mundo), cuando me di cuenta que seguir tomando el sol en la cara era simplemente una locura. Me acuerdo perfectamente cómo después de un día de playa llegué al hotel para descubrir dos manchas negras debajo de ambos ojos justo en la zona de la ojera. Os podéis imaginar el disgusto; o bien parecía que me habían pegado dos puñetazos, o que llevaba tres meses sin dormir. Obviamente esto fue causado por no ponerme suficiente protección solar y por exponer mi cara al sol directamente. También deben de ser cosas de la edad (cuando tenía quince años, pasara lo que pasara nunca me salían manchas).
Durante los siguientes meses, estuve usando diferentes productos para quitarme las manchas, hasta que al final se difuminaron bastante (aunque no del todo). No sé si por el efecto de las cremas, por algún cambio hormonal, o por una combinación de factores, pero el caso es que dejaron de notarse tanto. Y os preguntaréis ¿por qué me está contando todo esto? Porque desde ese día no salgo de casa sin protección 50 en mi cara. Pase lo que pase.
Y esto me lleva a uno de los básicos de cosmética natural a los que soy casi adicta, que es la crema de color Provinat.
Las razones:
- Tiene protección 50, con esto lo digo todo 🙂
- Es crema de color, y además cubre bastante; esto es genial porque yo no me suelo maquillar todos los días (¡sobre todo cuando hace calor!), pero sí me gusta darme un toque de color a la vez que hidrato la piel durante el día y la protejo. Queda bastante natural pero hay que extenderla bien.
- Sus ingredientes activos: tiene Rosa Mosqueta, Aloe Vera y Aceite de Argán. Estos componentes son maravillosos para la piel por sus propiedades hidratantes, regeneradoras, reafirmantes y tonificantes (entre otras muchas).
- No es grasa; tengo la piel mixta, y en el pasado he usado cremas de color que me dejaban la piel muy grasa, pero ésta es la mejor que he probado y no me salen granitos.
- Sirve como base antes del maquillaje
- No tiene parabenos
- Y por último, pero no menos importante, me encantan su olor y su textura
Un punto que conviene resaltar, es que esta crema de color contiene Dióxido de Titanio, uno de los filtros solares físicos más comunes. Este tipo de filtros, a diferencia de los químicos, actúa reflejando los rayos solares, funcionando como una barrera eficaz. Existe cierto debate acerca del uso de nanopartículas de Dióxido de Titanio en los protectores solares; ¿son cancerígenas? ¿son tóxicas? En principio y por lo que he estado investigando, si la concentración es de hasta un 25%, es seguro aplicarlo en pieles, hayan sido expuestas o no al sol. Los fabricantes tienen que seguir obligatoriamente esta normativa europea, aunque no se indique necesariamente en la etiqueta. Quizás si tienes la piel muy sensible, éste sea un detalle a tener en cuenta, pero personalmente yo no he notado ningún efecto adverso en mi piel. Si te interesa el tema, puedes consultar la siguiente página.
Espero que os haya resultado interesante, como yo siempre digo, si encuentras algo que funciona bien, ¡hay que compartirlo!
